Idioma
Español. Existen interferencias lingüísticas del
kichwa andino, por el contacto de esta población con los afroecuatorianos del Chota. Estas interferencias se evidencian a nivel fonético (reemplazo de la e por la i, y viceversa, en
algunas palabras) y también en el uso de palabras de origen kichwa.
Demografía
Población: La población afroecuatoriana que habita
en el Valle es de aproximadamente 30.000 habitantes, que viven en poblados
reconocidos jurídicamente como comunas.
Tipo de asentamientos: Los poblados en que habita
la población afro del Chota se formaron alrededor de las haciendas productoras de caña, durante los años cuarenta y cincuenta del siglo XX y se consolidaron con el proceso de Reforma Agraria que se dio en el país en la década del sesenta.
Ubicación geográfica
El cálido valle de El Chota, se encuentra ubicado
en la cuenca hidrográfica formada por los ríos Mira y Chota, al norte de la provincia de Imbabura y sur de la
provincia de Carchi; este es el lugar de asentamiento de otro grupo afroecuatoriano que habita en los cantones de Ibarra, Pimampiro, Urcuquí, Mira y Bolívar.
El Valle, conocido anteriormente como Valle de
Coangue, es una depresión formada en la cordillera de los andes, que cuenta con un clima cálido y seco y una
altitud promedio de 1.500 m.s.n.m.;
las riberas del río son las únicas zonas aptas para el cultivo, ya que la tierra del resto del Valle se caracteriza por la pobreza de
sus suelos y por la falta de humedad. Este microclima intercordillerano, sin embargo, es
apto para el cultivo de especies tropicales, fundamentalmente para la caña de azúcar, la vid y el algodón.
Costumbres
Las expresiones musicales de la población negra del valle del Chota
conservan una serie de elementos tradicionales y un fuerte contenido étnico;
son además, exclusivas de este grupo. Se trata de música hecha por los negros
del Valle, con un equipo instrumental muy propio, y, fundamentalmente destinada
a la recreación del mismo grupo. A pesar de que las expresiones musicales
difieren notablemente de las de la población afroesmeraldeña, el baile, por lo
contrario, muestra aspectos formales y de contenido similares.
Instrumentos Musicales Tradicionales
El equipo musical que sirve de base a la música afro imbabureña muestra una
característica principal: está compuesto de instrumentos de soplo y de
percusión, obtenidos casi directamente de la naturaleza, sin mayor elaboración,
pero que en cambio exigen de los intérpretes una gran habilidad y un profundo
conocimiento.
Entre los instrumentos de soplo constan la hoja de naranjo, los puros
(calabazas), el tubo de fibra de cabuya y las flautas de carrizo. Los
instrumentos de percusión son la bomba, las maracas, el bombo, la caja o
tambor, el güiro o raspador y los platillos. La guitarra aunque no se trata de
un instrumento autóctono fue incorporada hace muchos años y ocupa también un
lugar importante en la música afro imbabureña, específicamente en su expresión
denominada bomba.
La
Bomba del Valle del
Chota
La música bomba, la expresión musical más tradicional y característica de
los afro-choteños, es interpretada normalmente por un trío o un cuarteto: una
bomba, dos guitarras y, en ocasiones, maracas.
La bomba es el nombre de un género musical y del instrumento que le
caracteriza, un pequeño tambor con dos membranas, de las cuales se toca la
superior y más grande. Está construido por madera de balsa o del tallo de la
cabuya, y se toca con las manos
Los conjuntos que interpretan música
bomba vocal suelen ser reducidos. Las letras son de lo más variado: desde las
picaronas hasta las que refieren algún acontecimiento político o social o
hablan de la dureza de la vida de los campesinos del valle del Chota.
En su versión tradicional son los
mismos instrumentistas, siempre varones, los que cantan, y lo hacen a la manera
de un grupo coral en el que un solista lleva la voz principal y desarrolla el
tema de la canción, mientras el coro responde mediante ecos, repeticiones y
contrapuntos. En la actualidad las mujeres han ganado espacio dentro de grupos
como vocalistas.
En cualquier caso, la bomba es una
música esencialmente bailable. Al igual que la marimba, la danza se caracteriza
por la sensualidad. Las mujeres, para demostrar su habilidad como bailarinas,
suelen danzar con una botella o una cesta de frutas sobre la cabeza, en
perfecto equilibrio
La
Banda Mocha
La banda mocha o banda de mate es un grupo orquestal compuesto de 12 o 15
músicos; su nombre obedece al hecho de que los instrumentos de soplo que la
integran, y en particular los diversos tipos de puros, son “recortados” o
“mochos”. Se puede sostener que este tipo de bandas constituyen una versión
local (afro) de las bandas de pueblo, en la medida en que los instrumentos
típicos “imitan” los sonidos de los metales (clarinete, trompeta, barítono,
bajo).
La música interpretada por la banda
mocha es sólo instrumental; nunca se acompaña de voces. Se interpretan diversos
géneros musicales: pasillos, porros, cumbias, otros ritmos tropicales y sobre
todo música bomba que es el ritmo tradicional de la región. Todos estos ritmos
son bailables.
En la parte del valle del Chota
perteneciente a Imbabura existe dos bandas mochas: la de Chalguayacu y la de EL
Chota. Hay otras dos en el sector del Carchi.
Vivienda
Técnica del Bahareque
Vestimentas
Ropa occidental y ligera en hombres.
Mujeres Vestidos Coloridos
Economia
Agricultura
Turismo
Visita a las comunidades, Artesanías
Origen y evolución histórica
Los primeros datos históricos sobre este grupo, se
encuentran en el siglo XVII, en los reportes de las haciendas jesuitas que se ubicaban en la zona de Pimampiro;
en ellos se señala que la hacienda productora de caña de azúcar contaba con 122 esclavos negros. El origen de este grupo, de acuerdo a los apellidos de sus miembros, puede haber sido el pueblo Bantú de Africa, aunque como en otros lugares, es posible que provenga de varias regiones de este continente.
La producción de cultivos de vid, olivo y caña de azúcar introducidos por los Jesuitas, requería de grandes contingentes de mano de obra; debido a la disminución demográfica de la población indígena y a las condiciones ambientales de la zona, fue necesario suplir esta carencia con población esclava. Cuando se dictaminó la manumisión de los esclavos y la posterior expropiación de los predios agrícolas a las órdenes religiosas, durante los gobiernos liberales, los esclavos pasaron a trabajar en calidad e ‘huasipungueros’ en las haciendas de los propietarios privados; en esa condición –no muy disímil a la de esclavos- permaneció la población negra hasta la época de la Reforma Agraria, en que recibieron pequeñas parcelas en las zonas menos productivas de las haciendas.
En esas tierras desarrollaron pequeños cultivos familiares, tanto para la venta en el mercado como para la subsistencia familiar. La dotación de ciertos servicios, principalmente escuelas y centros de salud, provocó en la década de los años setenta que se desarrollaran algunos pueblos como Salinas, Mira, El Juncal o Chota, que en la actualidad cuentan con un promedio de 4.000 habitantes.
La producción de cultivos de vid, olivo y caña de azúcar introducidos por los Jesuitas, requería de grandes contingentes de mano de obra; debido a la disminución demográfica de la población indígena y a las condiciones ambientales de la zona, fue necesario suplir esta carencia con población esclava. Cuando se dictaminó la manumisión de los esclavos y la posterior expropiación de los predios agrícolas a las órdenes religiosas, durante los gobiernos liberales, los esclavos pasaron a trabajar en calidad e ‘huasipungueros’ en las haciendas de los propietarios privados; en esa condición –no muy disímil a la de esclavos- permaneció la población negra hasta la época de la Reforma Agraria, en que recibieron pequeñas parcelas en las zonas menos productivas de las haciendas.
En esas tierras desarrollaron pequeños cultivos familiares, tanto para la venta en el mercado como para la subsistencia familiar. La dotación de ciertos servicios, principalmente escuelas y centros de salud, provocó en la década de los años setenta que se desarrollaran algunos pueblos como Salinas, Mira, El Juncal o Chota, que en la actualidad cuentan con un promedio de 4.000 habitantes.
Actividades productivas
La población afro de El Chota se dedica principalmente a la agricultura; en las parcelas familiares producen maíz, algodón, caña de azúcar, ají, aguacates, ovos y frutas tropicales. La producción agrícola no alcanza niveles de productividad adecuados, debido a la deficiencia de agua de riego y a la erosión de las tierras; por ello, esta zona es una de las más pobres del Ecuador y con altos índices de migración de hombres y mujeres, que acuden a las ciudades para conseguir un trabajo asalariado que genere ingresos económicos para el sustento familiar. De manera complementaria, las familias cuentan con pequeños rebaños de chivos y algunas aves domésticas que les permiten suplir sus necesidades económicas, sea a través de la venta o del consumo de estas especies.
La población afro de El Chota se dedica principalmente a la agricultura; en las parcelas familiares producen maíz, algodón, caña de azúcar, ají, aguacates, ovos y frutas tropicales. La producción agrícola no alcanza niveles de productividad adecuados, debido a la deficiencia de agua de riego y a la erosión de las tierras; por ello, esta zona es una de las más pobres del Ecuador y con altos índices de migración de hombres y mujeres, que acuden a las ciudades para conseguir un trabajo asalariado que genere ingresos económicos para el sustento familiar. De manera complementaria, las familias cuentan con pequeños rebaños de chivos y algunas aves domésticas que les permiten suplir sus necesidades económicas, sea a través de la venta o del consumo de estas especies.
Con el desarrollo de la industria turística en la
zona, muchos afroecuatorianos se han vinculado al trabajo en las hosterías del Valle, en calidad de empleados de
servicios, músicos o bailarines.
Organización Social
Relaciones de parentesco: La familia ampliada es la
base de la organización social de este grupo; las nuevas parejas viven durante un tiempo en la familia del
padre del novio, hasta que dispongan de recursos para construir su vivienda propia, lo
cual puede llevar varios años. La norma habitual es el matrimonio endogámico al
grupo afro, aunque actualmente los migrantes –especialmente hombres- establecen relaciones de pareja con mujeres mestizas. En tal caso, si vuelven a sus
pueblos, deben buscar una vivienda para establecer su residencia, pues difícilmente un mestizo será aceptado dentro de la familia política.
Relaciones de género y generacionales: Al interior
de las familias el trabajo se distribuye entre todos los miembros del hogar. Habitualmente los niños se
encargan del pastoreo de los animales que posee la familia, las mujeres del cuidado del
hogar, de la horticultura y de la venta de los productos en los mercados locales o
zonales; los hombres se dedican a la agricultura permanente (maíz y caña de azúcar) y de
la venta de estos productos a los intermediarios.
Las decisiones del hogar se toman, habitualmente por consenso entre el padre y la madre de familia, aunque la opinión de la mujer tiene un peso muy importante en la orientación de tales decisiones. Debido al proceso organizativo de este pueblo, el rol de la mujer está siendo reconocido más allá del espacio privado; por ello, en la actualidad existe un buen número de jóvenes dirigentes mujeres que representan a sus comunidades en las organizaciones políticas existentes.
En general, las relaciones entre padres e hijos
suelen ser cordiales. Los padres y madres llevan consigo a los hijos para enseñarles las actividades específicas
de su sexo. Esta enseñanza se realiza en la práctica y se corrigen los errores
mediante el ejemplo y la demostración.
Un elemento central de la población afro del Chota
es el tiempo destinado a las actividades lúdicas. En las tardes, sin que medien ocasiones especiales, las
familias se reúnen en la plaza central o en el exterior de una vivienda para tocar la
‘caja’, la guitarra y las maracas, cantar y bailar. En estas actividades participan
personas de todas las edades, pero quienes tienen un espacio privilegiado son los niños y
niñas quienes demuestran sus habilidades ante la comunidad.
Organización política
De la misma manera que ocurre con la población
afroesmeraldeña, en la región del hota tampoco se pudieron mantener y desarrollar formas de organización
política propias. La organización formal es la de comunas o parroquias, en las cuales
las autoridades son elegidas por todos sus habitantes o nombrados por el Poder Ejecutivo. En la elección de las directivas comunales, se procura seleccionar a
personas que
gocen de prestigio dentro del grupo, ya sea por sus conocimientos o por sus positivas cualidades personales.
gocen de prestigio dentro del grupo, ya sea por sus conocimientos o por sus positivas cualidades personales.
En las últimas décadas se han creado varias
organizaciones que agrupan a los distintos pueblos y comunidades, las cuales se encargan de desarrollar
proyectos para lograr el bienestar de la población y de negociar mejorar sociales o
económicas con los organismos estatales. Igualmente, se ha iniciado un proceso de reconstitución de ciertas formas ancestrales de organización, como el
‘Palenque’ que reemplaza a la comunidad; la unión de palenques da lugar a la creación de la ‘Comarca Negra’, que constituye un intento de establecer un delimitación
territorial similar a la de los pueblos indígenas de la costa y de la amazonia este
proceso está en marcha y todavía no se ha logrado el acuerdo de todos los pobladores del
Valle, para consolidarlo.
Dentro de la familia, los padres y madres ejercen
la autoridad sobre los hijos; si la residencia es en la vivienda de los abuelos paternos, ellos juegan un
importante papel en la educación de los nietos, superponiéndose en algunos casos a la autoridad de los padres.
Aspectos religiosos
La religión practicada por la mayoría de población afro del Valle, es la católica con rasgos de sincretismo de tradiciones religiosas africanas e influencia de la cosmovisión indígena andina, que se expresa –por ejemplo- en su concepción sobre la enfermedad, a la que se la entiende como producto de la acción de fuerzas sobrenaturales; aunque no existen especialistas nativos que controlen estas fuerzas, cuando una persona sufre de ‘espanto’, ‘mal aire’, ‘mal de ojo’ o ‘cogida del río’, los ancianos saben cómo proceder y que tipo de ‘agüita’ debe beber el enfermo para sanarse.La influencia de las culturas andinas se aprecia en la concepción dual, acerca de la clasificación de las entidades en frías y calientes; si un mal o una enfermedad es considerada ‘fría’, debe ser curada con una acción ‘caliente’, la cual puede consistir en dietas o actividades especiales que correspondan a este tipo.
La religión practicada por la mayoría de población afro del Valle, es la católica con rasgos de sincretismo de tradiciones religiosas africanas e influencia de la cosmovisión indígena andina, que se expresa –por ejemplo- en su concepción sobre la enfermedad, a la que se la entiende como producto de la acción de fuerzas sobrenaturales; aunque no existen especialistas nativos que controlen estas fuerzas, cuando una persona sufre de ‘espanto’, ‘mal aire’, ‘mal de ojo’ o ‘cogida del río’, los ancianos saben cómo proceder y que tipo de ‘agüita’ debe beber el enfermo para sanarse.La influencia de las culturas andinas se aprecia en la concepción dual, acerca de la clasificación de las entidades en frías y calientes; si un mal o una enfermedad es considerada ‘fría’, debe ser curada con una acción ‘caliente’, la cual puede consistir en dietas o actividades especiales que correspondan a este tipo.
Existen también creencias acerca
de seres ‘malignos’ que pueden afectar a las personas; el duende, el diablo, la mula paya, las brujas voladoras, son algunos
de estos seres sobrenaturales que se ‘aparecen’ a las personas cuando vagan solas
en la noche, cuando por el exceso de bebida se quedan a dormir fuera de sus
viviendas o cuando realizan viajes de un pueblo a otro, sin compañía.
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